ZARAGOZA RECONCENTRADA

La saturación, el grado de concentración que tiene cualquier cosa.  Bebemos zumo concentrado de frutas y chupitos de un sabor saturado, dulce como el regaliz.  Nos entran arcadas cuando tragamos gel de ducha, encerrados en el baño, suplicando a Dios salir de esta atmósfera.  Padecía un dolor reconcentrado el vecino de mi calle que, con apenas doce años, se tiró por la ventana.  Hay colores, olores, y sobre todo hay emociones saturadas hasta la estridencia.  Fiscalizando esos sentimientos fosforitos nos entretenemos por estos pagos del Señor, y ayer, 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, esta ciudad del desierto se vistió con sus mejores galas para hacer ostentación de su estridencia, con honrosas excepciones.

Primera de ellas.  ¿Qué rictus se le queda a una joven oferente a la que, a primera hora de la mañana, el cierzo le pilla desprevenida y enreda sus pestañas? 

Excepción número dos.  El oferente veterano, trasunto de devoción, que no desaprovecha la ocasión de alzar su ramo y mostrarlo a cámara, camino de la plaza del Pilar y a punto de hacerle la ofrenda a la virgen.

Excepción última: una tubería revienta en César Augusto y entre los testigos presenciales figura un niño que no sale de su asombro.

Y en el plano estrictamente fotográfico, pienso que el trabajo de mi ruta pilarista de ayer es bastante decente, y muy distinto a las foticos que hice el año pasado, de las cuales hoy apenas seleccionaría unas pocas.  Entonces llegué a las inmediaciones de la plaza del Pilar en torno a las once y media.  Había una luz muy dura y hacía calor.  Me limité a fotografiar a los oferentes en su marcha por la calle Don Jaime y a dar una breve vuelta al final.  El resultado, podéis imaginarlo, fue una colección homogénea.  Mismos encuadres, mismos enfoques…  Esta vez, en cambio, me he cansado mucho.  Madrugué y comencé a tirar fotos con muy poca luz en la calle.  Disparé en picados y contrapicados, me acerqué al máximo, en ocasiones me metí hasta en la cocina…  Esa actitud se refleja en las fotos, mucho más dinámicas.  Y dicho sea de paso, el uso del Photoshop ha caído drásticamente.  De hecho hay imágenes que solo tienen el recorte, o ni eso.  Cuando las edito encuentro que están bien de color (aunque había unas cuantas bajas de exposición) y no veo necesidad de tocarlas lo más mínimo.  Apenas pierdo tiempo en el post-procesado.  Creo que eso es una gran ventaja y señal de que la cosa marcha, como diría un político, razonablemente bien.

Otro motivo para la alegría es que la batería de la cámara aguantó como una jabata.  Caí en la tentación de comprobar las fotos de tanto en cuanto, pero normalmente tenía la pantalla volteada.  Además, me estoy acostumbrando a enfocar en manual y eso también reduce mucho el consumo.

Prefiero dejarlo aquí porque de tanto teorizar vais a acabar pensando que tengo ínfulas de Cartier-Bresson, y tampoco.

Espero que os gusten.

Esta entrada fue publicada en FOTOGRAFÍA y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a ZARAGOZA RECONCENTRADA

  1. Shide..! dijo:

    Geniales las fotos! 😀

  2. Jacobo dijo:

    Bonitas fotos.

    La paloma que en sus alas lleva la señal del plomo
    Que la hirió
    Cuenta al aire su tristeza y su dolor
    Y en susurro tembloroso le devuelve
    el suave viento la ilusión
    de sentir el tierno yugo de un amor
    de un amor que hará olvidarle
    que en sus alas lleva el plomo
    que la hirió

Replica a Shide..! Cancelar la respuesta